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El conejo: una de las carnes más saludables del mundo

¿Sabías que el nombre Hispania que los romanos dieron a nuestro país cuando pasó a formar parte del Imperio significa «tierra de conejos» en fenicio? Incluso, en la época de Adriano, la Península Ibérica era representada como una dama sentada con un conejo a sus pies. Y, aunque en menor cantidad que en la época romana, resulta indiscutible que estos animales continúan hoy correteando por nuestros campos. Por eso, no es extraño que la carne de conejo haya sido uno de los principales alimentos de nuestra dieta desde tiempos remotos. No es para menos, una carne blanca, casi sin grasa y con un bajo aporte calórico que resulta muy saludable.

La carne de conejo es rica en vitaminas B3, B6 y B12. Una ración de este tipo de carne aporta más del 100% de la cantidad de vitamina B3 que se recomienda tomar a diario, un 40% de vitamina B6 y tres veces más de lo que necesitamos de vitamina B12.

De hecho, uno de los mayores reclamos de esta carne es precisamente su alto contenido en vitamina B12. Recordemos que, según un estudio publicado en la revista ‘Journal of The American Medical Association’, las personas que han tomado a diario omeprazol y otros protectores de estómago durante más de 2 años tienen hasta un 65% más de posibilidades de padecer un déficit de vitamina B12. Una carencia que puede causar graves daños neurológicos o anemia.

Por otro lado, la carne de conejo es muy beneficiosa por su alto contenido en selenio, fósforo y potasio. Y los hipertensos pueden consumirla sin problemas por su bajo aporte de sodio. Y, por si esto fuera poco, carece de purinas y ácido úrico, dos de los grandes caballos de batalla de los consumidores de carne en la actualidad. Incluso ayuda a adelgazar, ya que se trata de una carne blanca, ligera y muy fácil de digerir, lo que la hace ideal para las dietas diseñadas para bajar de peso. Una ración de 100 gramos de carne de conejo no tiene más de 140 calorías.

De hecho, por su calidad, es una de las primeras carnes que, junto con el pollo, pueden introducirse en la alimentación de los bebés de 6 o 7 meses, que es cuando se inicia la alimentación complementaria más allá de la leche materna. Siendo uno de los ingredientes principales de muchos de los potitos que se ofrecen para esta etapa, aunque todavía son muchos los padres que no lo saben.

Así pues, se trata, sin lugar a dudas, de una de las carnes más sanas que podemos encontrar en el mercado, pero a la que no siempre prestamos al debida atención. Es cierto que podemos encontrarla en platos tan arraigados dentro de la gastronomía española como la pella de arroz con conejo. Pero la realidad es que la carne de conejo no pasa por su mejor momento. En sólo 10 años hemos pasado de las casi 64.000 toneladas al año a las 56.000 toneladas.

La cuestión es que no solamente es beneficiosa incluirla en nuestra dieta diaria, sino que aporta grandes beneficios a los deportistas. De hecho, ya hemos podido ver alguna campaña publicitaria con el lema «Si haces deporte, carne de conejo». Y es que este tipo de carne posee un alto contenido de proteínas que resultan indispensables para el buen desarrollo y funcionamiento de los músculos, lo que resulta fundamental para aquellas personas que hacen deporte habitualmente.

Receta de conejo al ajillo con patatas

Para que no tengas excusa para no consumirla, hoy te traemos una deliciosa receta de conejo al ajillo con patatas con la que estamos seguros que te chuparás los dedos.

Ingredientes

  • 1 conejo de 1-1,5 kg
  • 3 patatas grandes
  • 1 cabeza de ajos
  • 6 cucharadas de aceite de oliva
  • 1 cucharada de vinagre
  • 1 cucharada de perejil fresco picado
  • Sal
  • Pimienta negra

Modo de preparación

Pon la olla al fuego con un chorreón de aceite de oliva para dorar los ajos sin pelar. Una vez que estén listos, sácalos de la olla y mete la carne de conejo troceada y salpimentada. Sube un poco el fuego y deja que se vaya dorando de manera uniforme. Después, vuelve a añadir los ajos y echa una cucharada de vinagre. Tapa la cazuela y baja un poco el fuego.

Mientras se va haciendo, pela las patatas y córtalas en cuadrado. Fríelas en una sartén aparte, luego escurre el aceite sobrante y añádeles sal y pimienta. Vuelve a la olla en la que estabas cocinando el conejo y agrega las patatas. Una vez listo, solamente tienes que espolvorearlo todo con perejil picado y servirlo caliente. ¡Realmente delicioso!

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