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Razones por las que la carne no debe faltar en tu dieta

¿Sabías que el consumo medio de carne en España es de aproximadamente 15 kilos por persona al año? Y es que la carne es uno de los principales alimentos que nos ayudan a cubrir nuestras necesidades nutricionales diarias. Es cierto que no todas las carnes son igual de buenas, como es el caso del tocino, la mortadela o las salchichas, que son perjudiciales para la salud, pero la realidad es que aquellas carnes que son más naturales no solamente no entrañan riesgos para la salud, sino que además son imprescindibles dentro de nuestra alimentación por ser una importante fuente de vitaminas y minerales.

Son muchos los mitos y creencias que se han levantado alrededor de la carne. Que si es mala, que si engorda… Incluso, recientemente, la OMS ha lanzado un comunicado alertando sobre los riesgos de cáncer que pueden traer consigo las carnes procesadas. Sin embargo, podemos decir que se trata de verdades a medias. Todo es malo cuando se hace en exceso, pero en ningún caso esto quiere decir que debamos dejar de comer carne, ya que es saludable para nuestro organismo. Siempre que se consuma en su justa medida, la carne ni es mala, ni engorda, ni produce cáncer.

En los últimos años se han puesto de moda dietas como la vegetariana o la vegana en las que se restringe por completo el consumo de carne, pero lo cierto es que una dieta vegetariana no es necesariamente sana. Y es que no es lo mismo ser vegetariano por cuestiones éticas que por creencia de que así se llevará una dieta saludable y se perderá peso. Para aquellos que lo hagan por salud, a continuación les damos algunas buenas razones por las que no deberían dejar de comer carne.

Un buen aporte de hierro

El hierro es un mineral fundamental para la vida, aunque debemos tener en cuenta que su exceso puede resultar perjudicial. Nuestro cuerpo apenas lo elimina y cuando hay un exceso se favorece la aparición de radicales libres. Muy presente en la carne roja como la de pollo y buey, y en el hígado. No obstante, es necesario para nuestro cuerpo, ya que el hierro de origen vegetal se absorbe peor que el de la carne.

Proteína animal de alta calidad

No es cierto que algunos productos vegetales puedan suplir por completo la calidad de la proteína de la carne. Las proteínas están formadas por aminoácidos que pueden ser esenciales o no esenciales. Los esenciales son aquellos que necesita nuestro cuerpo porque no es capaz de fabricar por sí mismo. Y las no esenciales son aquellas que son sintetizadas por nuestro organismo. La calidad de las mismas depende del contenido de aminoácidos esenciales.

La mayor parte de las proteínas de origen vegetal presentan un perfil deficiente de aminoácidos, mientras que son abundantes en la carne. Aunque en los vegetales están combinadas para poder formar proteínas esenciales, contienen demasiados hidratos, lo que hace que se roben vitaminas y minerales. Hay que tener en cuenta que nuestro organismo funciona mejor con una alta ingesta de proteínas porque nos proporcionan la materia prima con la que se construyen los neurotransmisores, los músculos y las hormonas.

Aumenta la masa muscular

La carne contiene proteínas de alta calidad como la creatina, fundamental para la ganancia de los músculos. Mientras que el zinc ayuda a su reparación. Por eso, mientras no se exceda el consumo de carne diario recomendado, la carne es uno de los alimentos imprescindibles dentro de nuestra dieta.

Grasa saludable y necesaria

El contenido de grasa de la carne depende tanto de la calidad de la pieza como del tipo de corte. Las carnes son una magnífica fuente de coenzima Q10 importante para la producción de energía, pero no debemos abusar de los cortes con grasa. Las mejore sopciones son la carne de conejo, ave, caballo y potro.

Es beneficiosa para la salud ósea

El consumo de proteínas, sobre todo las de origen animal, está relacionado con el aumento de la densidad ósea, lo que hace que exista un menor riesgo de sufrir una fractura y ayuda a prevenir la esteoporosis.

La alimentación de nuestros antepasados

Nuestro organismo está diseñado para comer tanto carne como pescado y vegetales. Desde hace millones de años, cuando el hombre se diferenció del mono, siempre hemos consumido los mismos alimentos, que son carne, pescado, miel, huevos, frutas y verduras. Nuestras enzimas y mucinas están adaptadas a este tipo de comida y a este estilo de vida porque no ha pasado tanto tiempo para adaptarnos a la comida y al estilo de vida actuales. Nuestro cuerpo no puede asimilar sin consecuencias negativas cualquier tipo de alimento.

 

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