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¿Sabías que comer carne nos hace más felices?

¿Te has preguntado alguna vez por qué hay comidas que disfrutas especialmente por encima de otras? Hay determinados alimentos que poseen la capacidad de disparar nuestro bienestar emocional, por lo que es aconsejable incluirlos en nuestra dieta en buenas cantidades.

Estamos hablando, por ejemplo, de las espinacas, el plátano o el pavo, que son sólo algunos de los que favorecen la segregación de serotonina, conocida también como «hormona de la felicidad». La serotonina es una sustancia química que produce nuestro organismo y que actúa como neurotransmisor, enviando señales por todo el cuerpo. La generan el cerebro y los intestinos, se mueve por todo el cuerpo y cuenta con distintas funciones en función de dónde se localice. Transmite la sensación de bienestar a nuestro cerebro, por lo que cuantas más serotonina haya en nuestro cerebro, más felices nos sentiremos.

Pero además, la carne y los alimentos ricos en glutamina disparan la creación de GABA, el «valium natural», lo que nos ayuda a dormir mejor y, por tanto, también nos hace más felices. El GABA es conocido por sus efectos tranquilizadores, pero ningún alimento contiene esta sustancia, sino que es generada por nuestro organismo. Lo que sí podemos consumir son alimentos que incluyan una buena cantidad de glutamina, una sustancia relacionada con la creación del GABA. Estos alimentos son, por ejemplo, las semillas, la carne de cerdo y la carne de ternera.

¿Son los carnívoros más felices que los vegetarianos?

En la sociedad actual, hay mucha gente que ha optado por una dieta vegetariana o vegana en la que no se incluyen alimentos de origen animal como la carne. Este tipo de alimentación es una opción nutricional que muchos eligen por cuestiones éticas, de salud o religiosas, pero lo cierto es que la carne proporciona a nuestro organismo nutrientes esenciales y sustancias bioactivas que resultan imprescindibles para mantener un buen estado de salud.

Todos los estudios fisiológicos y paleantropológicos revelas que elHomo Sapiens está diseñada desde el punto de vista evolutivo para incluir en su alimentación productos de origen animal. Es más, se ha demostrado que nuestra capacidad para alimentarnos a base de vegetales es muy limitada. Únicamente podemos consumir unos pocos vegetales que son las verduras, hortalizas, frutos secos, legumbres, frutas y cereales. Y la mayoría de estos vegetales no podemos digerirlos ni asimilar directamente, sino que los cocemos, asamos o guisamos con calor.

Es cierto que cuando los estudios se llevan a cabo en poblaciones de características socio culturales y demográficas parecidas, no encontramos en los indicadores de salud entre comedores y no comedores de carne. Sin embargo, en algunas investigaciones las diferencias favorables para los grupos vegetarianos venían determinadas por otros factores que a menudo se relacionan con el vegetarianismo como estilo de vida, estatus socioeconómico, actividad física, bajo consumo de alcohol y tabaco.

Un estudio publicado el pasado mes de abril en la revista ‘Critical Reviews on food science and Nutrition’, recoge que un bajo nulo consumo de carne puede acarrear problemas psicológicos como la depresión o la ansiedad. Este estudio recoge las conclusiones extraídas por 19 estudios distintos llevados a cabo en distintas regiones del planeta, incluyendo a más de 160.000 hombres y mujeres de edades comprendidas entre los 11 y los 96 años.

La mayor parte de estas investigaciones, los más estrictos desde la perspectiva científica, revelaban que no comer carne se traducía en una peor salud psicológica y unas tasas menores de bienestar. Además, el riesgo de desarrollar ansiedad o depresión eran notablemente más altos en los participantes que no comían carne.

En cualquier caso, lo que realmente está demostrado es que lo más saludable para nuestro organismo es consumir todo tipo de alimentos: carne, pescado, verduras, legumbres, hortalizas, huevos y frutas, rotando todos los tipos de alimentos, incluso cambiando las variedades y especies. Y hacerlo en la cantidad suficiente para satisfacer las necesidades de nuestro organismo y mantener el peso adecuado.

Aquellas personas que, por limitaciones éticas o religiosas, no consuman carne, tienen la posibilidad de recurrir a una dieta muy saludable y que no conlleva el sacrificio animal. Estamos hablando de la dieta ovo lacteo vegetariana, ya que el consumo de huevos y leche ya proporciona todos los nutrientes que se encuentran ausentes en una dieta vegetariana estricta.

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