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¿Cómo saber si el pollo está malo?

Saber cuándo un alimento no se encuentra en condiciones aptas para su consumo es fundamental no solamente para ahorrarnos el mal sabor que deja consumir un producto caducado, sino también para poder evitar graves consecuencias que pueden resultar perjudiciales para nuestra salud. Y es que algunas carnes pueden ser extremadamente nocivas cuando no están en buen estado, como ocurre con el pollo.

La carne de pollo puede contener diversas bacterias como la Salmonella. Con lo cual, es de vital importancia comerla bien cocinada, pero sobre todo detectar si está mala.

¿Cómo saber si el pollo está malo cuando está crudo?

Para detectar si el pollo está malo antes de cocinarlo, hay cuatro señales que podemos observar:

  • La textura: si es babosa o viscosa es hora de tirarla a la basura. La carne de pollo debe ser tersa, pero cuando se deteriora se vuelve pegajosa y viscosa. Si está pegajosa, significa que queda poco tiempo para poder ser consumida, pero si se ha vuelto babosa, es mejor evitarla.

 

  • El olor: el olor es una de las formas más seguras de detectar el estado del pollo. La carne deteriorada presenta un olor muy fuerte, amargo y desagradable que, en algunos casos recuerda como a amoniaco o a huevos podridos. Aunque la fecha de caducidad no se haya cumplido aún, si no huele muy bien, es mejor no consumirla, ya que significa que se encuentra en un estado muy avanzado de descomposición.

 

  • El color: el color es la señal más evidente de que el pollo se ha puesto malo, aunque no resulta evidente hasta que las bacterias se han desarrollado a niveles extremos. Si presenta un color rosado, casi blanquecino, o algo amarillento es que está en buenas condiciones. En cambio, si tiene un color grisáceo o manchas blancas, es mejor no consumirlo. Si se ve ligeramente opaca quiere decir que, aunque esté a punto de estropearse, todavía puede consumirse. Pero si se ve más gris que rosa, es mejor tirarlo a la basura.

 

  • Presencia de moho: el moho es la señal más aparente y fácil de identificar si la carne se ha puesto mala. Si vemos una capa negra o verde de moho, lo mejor es deshacerse de la carne lo antes posible. Ten en cuenta que los alimentos que tienen moho normalmente suelen tener bacterias invisibles, lo que puede dar lugar a distintas enfermedades, además de ocasionar reacciones alérgicas. Con lo cual, no debe consumirse, ni siquiera aunque eliminemos la parte afectada, ya que las bacterias se propagan por toda la pieza aunque no o veamos.

 

  • Una capa de hielo muy gruesa: si el pollo ha está o ha estado congelada y la capa de hielo que lo recubre es muy gruesa, quiere decir que ha estado congelada más tiempo del debido y que no es apta para el consumo. Eso sí si el hielo es de color blanco, puede que el problema esté relacionado con un fallo del congelador y no con el propio alimento en sí.

 

  • Manchas blancas: las bajas temperaturas pueden hacer que los alimentos se quemen. Si vemos una gran cantidad de cristales de hielo y la carne se ha puesto de color marrón oscuro, quiere decir que se ha deshidratado y la estructura ha quedado dañada. Estas partes son más duras que la piel de alrededor y se encuentran ligeramente abultadas. Es cierto que esto no hace que no pueda consumirse, pero sí que le confiere un sabor enrarecido.

 

¿Cómo saber si el pollo está malo cuando está cocinado?

En el caso de que el pollo ya esté cocinado, hay tres señales que no estarían indicando que el estado de la carne no es óptimo. Si desprende un olor como a huevos podridos, no presenta un color blanco homogéneo o tiene u gusto agrio, raro o poco habitual, es el momento de tirarla.

¿Cómo conservar el pollo para que dure el mayor tiempo posible?

Es fundamental que prestes atención a la fecha de caducidad que aparece en la etiqueta y cocínalo antes de que haya vencido. Sin embargo, aunque esta fecha puede servirnos como orientación, la temperatura puede favorecer la proliferación de una bacteria de manera rápida e impredecible, lo que hace necesario aprender a detectar todas las señales inequívocas de que el pollo no se encuentra en buenas condiciones.

Además, es importante conservarlo en buenas condiciones. Si el pollo está en una pieza, debe cortarse en trozos pequeños y eliminar los órganos internos antes de meterlo en la nevera o en el congelador. El pollo crudo puede conservarse en el frigorífico uno o dos días y hasta nueve meses más en el congelador a partir de la fecha de caducidad. Si está cocinado, puede mantenerse bien tres o cuatro días en la nevera y hasta un año en el congelador.

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