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¿Cuáles son las carnes que se pueden comer en el embarazo?

Comer carne en cantidades apropiadas reporta muchos beneficios a nuestro organismo durante el embarazo. Aunque esta etapa tiene requerimientos especiales en lo que respecta a la dieta, esto no significa que debamos excedernos en las restricciones, pero sí que es importante llevar una alimentación equilibrada. Con lo que sí debemos tener cuidado es con aquellos alimentos que pueden transmitirnos enfermedades peligrosas para el feto, como la toxoplasmosis.

Las mejores carnes para la dieta de una embarazada

Una de las mejores carnes para consumir durante el embarazo es la de pavo. De hecho, forma parte del listado de carnes recomendadas por la Fundación Española de Nutrición debido a su bajo porcentaje de grasa, su elevada composición de agua y por sus bajos niveles de colesterol. Además, es rica en minerales y en vitaminas del grupo B, que favorecen el buen funcionamiento del sistema inmunológico. Por eso, es aconsejable consumirla entre 3 y 4 veces por semana. Ideal para mantener un pe4so adecuado en los nueves meses de gestación.

No obstante, la carne de pollo, de cerdo o la carne roja, como la ternera, también son recomendables, especialmente los cortes magros. Y, aunque se aconseja consumirlas con mucha moderación, también son aptas las carnes de vaca, buey y cordero. Y es que este tipo de carnes, aunque aportan muchos beneficios para nuestro organismo, también presentan altos contenidos de grasa y colesterol, que, en exceso, no son buenos para el embarazo.

En cualquier caso, la ingesta de carne debe complementarse con la de cereales integrales, verduras, hortalizas, pescado, legumbres y frutas. Una dieta equilibrada, con grasas y calorías moderadas, es sin duda la mejor forma de llevar un buen embarazo.

¿Cómo consumir la carne durante el embarazo?

Lávate bien las manos antes de tocar la carne

Una de las medidas más importantes que debes tener en cuenta a la hora de manipular la carne para prepararla es que te laves muy bien las manos. También debes lavar concienzudamente todos los utensilios que hayas usado. De esta modo, evitarás que la proliferación de bacterias.

Además, debes recordar que jamás debes lavar la carne. Aunque se trata de una costumbre bastante habitual, la carne no debe lavarse bajo ningún concepto, especialmente la de pollo y la de pavo. Si lo haces, el riesgo de contaminación cruzada se incrementa de forma exponencial. La mejor manera de acabar con las bacterias es cocinándolo.

No comer carne cruda o curada

Seguramente ya hayas oído alguna vez que no deben comerse ni jamón ni embutidos durante el embarazo. Y es que, al ser carnes curadas y no cocinadas, corremos el riesgo de contraer toxoplasmosis, una enfermedad causada por un parásito que puede dar lugar a graves malformaciones en el feto. Por esta razón, es recomendable no comer ni embutidos ni ningún tipo de carne que no haya sido previamente cocinada, como los tartares, el carpaccio o el jamón serrano.

Eso sí, no debemos confundir el embutido con el fiambre. Hay algunos fiambres cocidos que sí pueden consumirse sin miedo, como el jamón york, el chopped, la mortadela o la cabeza de jabalí. Aunque, al ser de baja calidad, son menos recomendables, especialmente por sus elevados contenidos de sal y colesterol, y porque suelen incluir colorantes y aditivos, como el glutamato, que no son beneficiosos para nuestro organismo. Si quieres comer fiambre durante el embarazo, opta al menos por los de mayor calidad, que son el jamón, la palñeta y la pechuga de pavo.

No comer carne poco hecha

El riesgo no lo encontramos solamente en la carne cruda, sino también en las carnes que han sido poco cocinadas, como los filetes poco hechos o al punto. Toda aquella carne que quieras comer tiene que estar bien cocinada. Puedes prepararla con diferentes técnicas, pero siempre es esencial que la carne esté totalmente cocinada. En cuanto a la carne congelada, no hay ningún problema. Al igual que con la carne fresca, lo importante es que no haya ninguna parte cruda.

No obstante, hay algunas carnes que, aunque estén muy cocinadas, no pueden consumirse en exceso, como es el caso del hígado. El hígado contiene vitamina A, esencial para la formación celular y el desarrollo de la vista, pero cuando se consume en exceso puede dar lugar a trastornos de crecimiento y malformaciones del feto. Por este motivo, los expertos en nutrición aconsejan no consumir hígado durante el embarazo, incluyendo derivados como el foie gras o el paté.

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