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¿Por qué la carne se quema cuando la congelamos y cómo evitarlo?

Los congeladores son uno de los electrodomésticos más útiles que existen, ya que nos permiten mantener los alimentos en buenas condiciones durante largos periodos de tiempo. El problema es que, muchas veces, esos filetes o esa carne picada del fondo del cajón terminan cubiertos por una capa de hielo que, aunque pueda parecer inofensiva, puede afectar negativamente al olor y al sabor de los mismos. ¿Por qué ocurre esto?

Lo que sucede es que cuando metemos la comida en el congelador sin ninguna medida de protección, esta se seca y genera miles de moléculas de agua. Algunas moléculas se subliman con el tiempo, lo que quiere decir que se convierten en hielo sólido a vapor de agua. Esto hace que los alimentos se deshidraten y se cristalicen, tomando un color marrón más opaco y que su sabor cambie. Así pues, aunque los alimentos congelados no se estropean y, normalmente, no es peligroso consumirlos, la nueva textura y el sabor pueden resultarnos menos apetecibles.

Hay varios alimentos que no se congelan bien, como el arroz, la pasta congelada, la lechuga, los pepinos, la col, el queso, la crema ácida, la mayonesa, los fritos y la gelatina. Estos podrían acabar blandos, pastosos, con mal olor, chiclosos, suaves e incluso cortados. Pero si lo que quieres es congelar verdura, es mejor escaldarlos antes para aumentar la cantidad de humedad que retienen.

¿Cómo congelar los alimentos para que no se quemen?

Para que los alimentos puedan congelarse, es mejor usar envases duraderos, a prueba de goteos que sean resistentes a la grasa, el aceite y el agua, y que no se rompan o vuelvan frágiles con el frío. Pero las bolsas de plástico también son una buena opción de almacenamiento.

Sin embargo, el film de plástico o el papel de aluminio pueden almacenar bolsas de aire y hacer que los alimentos se quemen todavía más rápido en el proceso de congelación. Para evitarlo, si quieres forrarla en film, métela después también en una bolsa con cierre hermético y asegúrate de que dejas salir la mayor cantidad de aire posible. En el caso del papel de aluminio, puedes forrar el alimento pero usando dos capas y cerrarlo con firmeza para que quede lo más comprimido posible.

Además, es recomendable que seques perfectamente la carne antes de congelarla para evitar que aparezcan cristales de hielo y que, en consecuencia, pierda sus propiedades organolépticas.

En cualquier caso, no es bueno mantener los alimentos en el congelador durante mucho tiempo. La carne pueden permanecer de manera segura por un año como máximo, mientras que el tocino, la carnes encurtidas y las salchichas, debido a su alto contenido de grasa, no deben estar más de uno o dos meses. Te recomendamos poner una etiqueta en el envase de congelación con la fecha para evitar tener que desecharlos debido a la quemadura por congelamiento.

Gracias a estas medidas de protección, se dificulta que el agua del interior de los alimentos migre al exterior, reseque el alimento y sus características nutricionales se vean mermadas. Además, nos aseguramos de que el agua se mantenga en el interior del alimento y que el sabor y la jugosidad de cada alimento se conserven en óptimas condiciones.

No obstante, si no has podido evitarlo y la carne ya se ha quemado debido al frío, siempre existe la opción de que la descongelemos, cortemos las partes más afectadas y la aprovechemos para hacer alguna receta frita, patés o cremas. Eso sí, si el grado de deterioro es muy elevado, lo más recomendable es descartar el alimento por cuestiones de calidad.

Calidad y congelación rápida

Una congelación rápida significa una mejor calidad del alimento cuando lo descongelamos. Es preferible congelarlo tan pronto como podamos y evitar abrirlo hasta pasadas unas dos horas para una pieza de 5 cm de grosor. De esta manera, prevenimos la formación de cristales de hielo de gran tamaño y de forma puntiaguda, que pueden terminar por dañar el alimento. Con una congelación rápida, al hielo no le da tiempo a formar grandes placas. Por el contrario, los cristales serán pequeños, habrá grandes cantidades y no supondrán ningún peligro.

Tampoco deben amontonarse los alimentos a la hora de congelarlos. Es mejor colocarlos uno al lado de otros e ir apilándolos una vez que ya están congelados si queremos aprovechar el espacio. De esta forma, el aire puede correr dentro del congelador de manera fluida. Si lo amontonas todo, lo único que conseguirás es que el aire frío dé contra la superficie de unos alimentos solamente y que el proceso de congelación de acelere.

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